Sunday, January 18, 2009

La vida pasa en un instante.



Sí, me ha pasado. Y se siente bien ojete. Sobre todo cuando es la primera vez con esa persona y no te quieres ver culera y herir sentimientos luego luego. Tonz te haces la que "ay jijijiji, pues no pasa nada, no digo nada". Pero luego es peor, porque te quedas ganosa y tiene una que esperarse a que descanse el rey porque 5 PINCHES minutos lo agotaron completamente. Claro, si bien te va y quiere echarse otro revolcón de, con suerte, 10 minutos.

Sí, me leyeron bien. 5 minutos. No es mentira, ni exagero. Es lo que pasa cuando tienes un reloj a la vista justo cuando empieza y pues lo primero que miras... bueno, no. Lo primero que miras cuando termina, es si la herramienta de verdad no sigue lo suficientemente firme como para matarse una solita. Y después, el reloj.

Bueno, cuando me pasó por primera vez, fue así de "ps a lo mejor los anteriores 3 me tocaron especiales, pero a lo mejor el sexo así es, breve". Era yo una principiante. Ay jijiji, la ingenua.

Después, mucho después descubrí que no era así. Que hay hombres y mujeres que sí le echan ganitas, que se esmeran, que se preparan para las artes amatorias y que sacan a la mujer multiorgásmica que todas llevamos dentro. Oh sí.

Así que a estas alturas, que te toque uno así, hasta hace enojar. De veras. O sea, ya somos adultos, ya sabemos lo que hacemos, ya alcanzamos el timbre ¿Y AÚN SALEN CON ESAS COSAS DE PRINCIPIANTES? No, no no no... jijo, neta que cuando pasa, se siente horrible. Porque ahora sí, lo siento papacito pero yo no me quedo callada ni ganosa. El sexo ya no se trata nomás de rellenar el hoyo con mastique, hay tantísimo en el menú, que me REMPROSTITUYE LAS BOLAS que terminen su vergüenza de cogida y se queden jetones, o se volteen y se hagan pendejos. ¡NO, NO Y NOOOOOO!

Y los peores, se paran y se van. O sea, además de todo, pinches mediocres, con una ya tienen. Prrrrrrrt, escupo en ustedes "amantes" de baja categoría. Lo peor de todo es que en mi caso, nunca me he topado con uno de este tipo que diga "no hay pedo, deja te lo repongo de alguna manera" y se bajen a darte unos besos en la boca sin dientes, o de menos usen sus rasposas manos.

A uno de ellos si le dije "a ver, mijo... esto no puede ser posible. Mira, con tu manita, le sobas suavecito y en círculos aquí y yo te digo cuándo pares". Y tomé su mano, la puse en el lugar indicado y lo dejé ir. Jijo, creo que nunca me había regresado tanto a dar instrucciones.

¿Qué más esperaba, además de las instrucciones y la INVALUABLE enseñanza que le estaba heredando en vida? ¿Que encima fingiera? Porque después de mi pequeño, pequeñísimo orgasmo, me quedé así de "ok, ya terminó". Como cualquier noche regular en la que una se masturba para dormirse. No te quedas así de "ay, qué rico me masturbé, soy una diosa en la cama, me encanto y me fascino". Pues pareciera que este tipo esperaba eso, porque cuando me quedé calladita y quieta, me pregunta: "¿qué, no te gustó?"

WADDAFUCK!!

Afortunadamente, eso pasó el año antepasado. Desde entonces, las cosas han mejorado, no puedo quejarme. Especialmente estos últimos meses. Sin embargo, me preocupa toparme con uno nuevamente. Porque una se acostumbra a lo bueno y de repente tener que enfrentarse a la cruda realidad de que lo bueno no dura para siempre y una se tiene que dar uno que otro tropezón de ese tipo.

Pero el punto que trato de establecer aquí es el siguiente: DEJÉMONOS DE HIPOCRESÍAS, CONFORMIDADES Y MEDIOCRIDADES EN LA CAMA. Yo apreciaría tanto que me dijeran "¿sabes qué? Me gusta cuando estás encima, PERO podrías hacerlo mejor cuando estás abajo, podrías hacer esto y esto". Jamás me indignaría por recibir retroalimentación.

¿Por qué no educarnos cuando estamos en algo tan íntimo como la desnudez y el calor corporal? ¿Por qué cerrarnos al aprendizaje cuando más lo necesitamos?

Este es un llamado, estimadas lectoras del blog (y los dos lectores que pasan de vez en cuando), a que levantemos la voz para eso. No mamar con la corrupción, la seguridad y el Teletón. ¡Hay cosas más importantes, como el sexo!