Saturday, June 20, 2009

Fidelidad.

¿Qué es la fidelidad?

El diccionario Merriam Webster, el que tengo más a la mano, pue... lo define así:

Fidelity - fi·del·i·ty
Pronunciation: \fə-ˈde-lə-tē, fī-\
Function: noun
Inflected Form(s): plural fi·del·i·ties
Etymology: Middle English fidelite, from Middle French & Latin; Middle French fidelité, from Latin fidelitat-, fidelitas, from fidelis faithful, from fides faith, from fidere to trust — more at bide.
Date: 15th century
1 a: the quality or state of being faithful b: accuracy in details: exactness 2: the degree to which an electronic device (as a record player, radio, or television) accurately reproduces its effect (as sound or picture).

¿Queda claro? Oh chingaos, bueno:

La cualidad o estado de ser fiel. Precisión en los detalles. Exactitud. De acuerdo a sus sinónimos, también significa ser de firme adherencia a las promesas y en la observación del deber.

Esto es, que cuando uno dice algo, lo cumple. ¿Y cómo aplica, oh Bruja, la fidelidad a tu blog erotipornocho?

Bueno, pues como pocos saben, los tres lectores de mi blog de cabecera Psychoinfiernático, esta Bruja está técnicamente comprometida con un muchachuelo... ok, ok... un señor llamado Negrou. Ok, ok, no se llama Negro, pero sí está bien morenote y su nombre lo guardo para el anonimato.

Estar comprometida cambia muchas cosas. De hecho, Negrou y yo teníamos una especie de relación a distancia desde hace ya bastante tiempo, tiempo en el cual El Editor, El Artista y yo compartimos camas. Nunca al mismo tiempo, por desgracia. Ni entre ellos, por fortuna. Más bien yo compartí cama con Editor y luego con Artista.Pero como no había ningún "trato" o promesas entre Negrou y yo, mi relación carnal con Editor y con Artista nunca despertó sentimientos de culpa en mí. Es más, incluso creí estar enamorada de ellos en algún momento. Ni siquiera pensaba dos veces el irme a meter a la cama de Editor. Es más, ni siquiera evitó que pensara en meterme en la cama de El Escritor/Pintor.

Pero después de mi viaje a Alaska y de la promesa cantada de vivir el resto de nuestras tristes vidas juntos, digamos que casi casi le soy fiel a Negrou.

Y digo casi casi porque la carne a veces es débil, pero ¿saben quién es peor? La cabeza.

Cuando conocí al Escritor/Pintor, por ahí de enero de este año, quedé completa y definitivamente encantada. En ese momento me pareció grandote, varonil, del tipo que me gusta para que me azoten contra la pared y me den una cogida de miedo. En contraste con su apariencia, que si bien se veía rudo es bastante pulcro, Escritor/Pintor fue todo un caballero. No sólo por amable, también por ameno, divertido, inteligente, cautivador. Lo dicho: quedé encantada.



Encima de todo, vive a no más de 10 minutos de mi casa en México (a huevo, ya tengo casas all around the world, en adelante debo especificar a cuál me refiero).

La noche que salimos, ambos teníamos compromisos al día siguiente, por lo que terminamos la velada temprano. Lo llevé a su casa, me estacioné afuera e intentamos despedirnos brevemente, pero fue de esos ratos en que no quieres que se baje y él tampoco se quiere bajar, pero la fuerza del deber termina por empujarlo a hacer lo correcto.

La neta, hubiera preferido que hiciera lo incorrecto y que, como más tarde me confesó, me invitara a subir y pasar la noche con él. Hubiera aceptado sin pensarlo. Esa confesión vino dos meses después, cuando yo ya iba de regreso a México, después de Alaska/Orlando Tour 2009. Mi respuesta fue "no me hubiera negado", lo que encendió de nuevo una llamita inocente de coqueteo e invitaciones futuras.

La invitación se cuajó un día, cuando a raíz de un "¡qué milagro!", le dije que ni que fuera virgen. La controversia sobre mi virginidad y capacidad de hacer milagros derivó a un sacrificio humano ceremonial, siendo él la ofrenda y yo la sacerdotisa en taparrabos, máscara de guerrero jaguar y daga de jade.

-¿Cuándo, dónde? -fue la pregunta concisa de mi parte.
-Esta noche, en mi casa -recibí como respuesta igual de concisa.

El tiempo voló mientras yo dilucidaba si depilarme o sólo rasurarme el púbis. Time is money, el tiempo es un maní, me dije. Así que sólo me rasuré. Rimmel, labial, perfume, vámonos. Días antes comentaba con BK y Luna sobre la obsesión tan fuerte que tenía con Escritor/Pintor, pero ellas me convencían de que no sucumbiera a la tentación y respetara la memoria de mi viejo. Pero ese día, de verdad que la tentación era lo de menos. Se había vuelto un antojo imposible de evitar.

Pero las cosas pasan por algo.

Llegué a su vecindario y le mandé un mensaje: "¿está lista la ofrenda?". No recibí respuesta. Esperé 20 minutos y envié otro mensaje: "¿sí o me voy?". Esperé otros 15 minutos, estacionada afuera de su casa. De repente, recibí una llamada:

-Perdón, guapa. Estaba al teléfono. Acabo de colgar y leí tus mensajes. ¿Dónde estás?
-Afuera.
-Dame 10 minutos, ahora salgo.

Sus 10 minutos se convirtieron en 20. Cuando salió yo ya iba en el séptimo juego de Sudoku en mi celular, con más ganas de irme que de quedarme. Eran 9:50, algo de las ganas ya se me habían disipado. Si bien se me hizo chirris al verlo, no fue tan intenso como la ocasión anterior.

Beso, abrazo a medias, sonrisas. Subimos los cuatro pisos a su departamento. Al entrar me ofreció una bebida y acepté una cerveza. Sol, para acabarla de chingar, en lata. Asco. Pero bueno. Nos sentamos en el mismo sillón y comenzamos un ritual del que ya me había deshabituado con Editor, las preguntas de cortesía: cómo estás, cómo te ha ido, qué tal tu viaje, cómo está tu hijo, cómo va la búsqueda de trabajo, etc.

Yo lo seguía viendo rudo, brutalmente varonil, un poco más maduro de lo que recordaba, en un mood más paternal, lo que se explicaba porque justo 10 minutos antes su hijo seguía con él. Él confesó haber estado a punto de cancelar el encuentro porque su hijo estaba ahí, pero de repente llegó la mamá, a media llamada telefónica y se lo llevó. Luego leyó mis mensajes y decidió seguir con el plan.

Nos dieron las 11 platicando. Yo desde las 10 me había quitado la chamarra y me inclinaba coqueta pero con mesura hacia él. Ponía mi mano sobre su rodilla de vez en cuando, tampoco me le quería ir encima, aunque ganas no me faltaban. Ya había yo dado el paso de ir a su departamento, no me iba a meter a su cama como Juanita Pérez, ¡esperaba invitación!

Pero de pronto, un mensaje en su celular me robó su atención. A partir de ahí, se puso a textear con no sé quién que resultaba más importante que mi presencia. Yo seguía balbuceando cosas completamente absurdas y él medio ponía atención. ¿A quién engaño? Dejó de ponerme atención en el momento en que fijó la mirada en la pantalla del teléfono.

Me levanté al baño y descubrí que algo de dirección de su parte me hubiera ayudado a encontrar el interruptor de la luz más rápido, pero al parecer lo había perdido por completo. Al salir, me dijo que efectivamente había sido de lo más descortés al no haberme indicado el paradero del interruptor. Es bueno ser tan lista y tentona. Lo encontré justo antes de orinarme en los pantalones.

"Para lo que me importa", pensé "yo me largo de aquí". Total, estuve una hora esperando que se abriera la camisa, mostrara su pecho desnudo, el cual imaginaba con un tatuaje marinero y cierto pelo, duro y amplio... el pecho, no el pelo. Un pecho listo para recibir mi daga simbólica en la forma de mi lengua recorriéndolo ávidamente. Esperé a que se deshiciera de sus pantalones y de paso de los míos, para descubrir por sí mismo que no era virgen. Porque bien dicen, ¿no? Hasta no ver, no creer, especialmente con eso de los santos y los milagros.

Pero no, nada de eso pasó, por eso decidí irme. En ese momento SÍ pensé en Negrou y sus 19 centímetros de moronga, en su pecho lampiño y lustrosa espalda, en sus nalgas firmes y su abdómen magro.

Mientras refunfuñaba en el baño cosas que la mamá del Escritor/Pintor no querría escuchar, llegué a la conclusión de que NO NECESITABA ESA MIERDA. Que en otro lado del mundo me esperaba un viejo con el equipo que muchísimos jóvenes ya quisieran tener. Que el dicho tal de que "once you go black you never go back" es bastante preciso en el caso de Negrou y que su fama les precede y no nomás de okis.

Salí del baño y tomé mi chamarra y mi bolsa.

-Me voy.
-Eh... no te vayas -me dijo sin despegar los ojos del celular-, ¿por qué te vas?
-Porque llevo una hora aquí platicando... y no vine a platicar.
-No oye, pero no es para que te vayas -aún sin despegar los ojos del celular.
-No te preocupes, la verdad es que como quiera que sea ya es tarde para cualquier cosa. Debo irme, mañana tengo mi entrevista de trabajo.
-Cierto... bueno, buenas noches.

Me quedé parada durante medio minuto que me pareció el más largo de mi vida. No estaba esperando a que insistiera o a que en un arrebato de pasión se levantara y me arrastrara al cuarto de las greñas. Esperaba a que abriera su chingada puerta con llave. Al ver que no tenía ningún interés por hacerlo, exclamé:

-Bueno, gracias por la cerveza. Yo misma me mostraré el camino a la salida.

Esto logró que se levantara y me acompañara hasta el carro. Pretextos corrieron de sus labios como los centilitros de jugo que yo había derramado al fantasear con esa noche, apenas unas horas antes, cuando no imaginaba aún la gran farsa que había resultado ser el objeto de mi deseo obsesivo.

Más que humillada, me sentí profundamente encabronada. No sólo había perdido tiempo, esfuerzo y acumulado ganas. Cuando tus ídolos se caen de su pedestal, el golpe es más fuerte para uno mismo. Y ver caer a Escritor/Pintor del pedestal en el que yo misma lo había puesto, fue muy triste, pero a la vez muy reconfortante. Porque sin traicionar de verdad la confianza de Negrou, me quité la tentación de estar con Escritor/Pintor.

Y en ningún momento me pasó por la cabeza pensar qué había salido mal. Ni siquiera me importaba maquinar ideas sobre si no me veía lo suficientemente sexy, si no había sido demasiado mesurada, NADA por el estilo. Simplemente estaba enojada porque sucumbí a la tentación y la tentación me falló.

Mantuve inmaculada mi promesa de no dejarme tocar por otro hombre, promesa que Negrou me hizo aceptar en el aeropuerto, mientras nos despedíamos, tratando de contener las lágrimas (él, que es bien mariquita nena, yo soy machorra y no lloro... ajá).

Tampoco creo que si todo hubiera salido bien y hubiera fornicado por una noche, o varias, con Escritor/Pintor, me hubiera sentido mal. Ni me hubiera sentido culpable, ni me hubiera arrepentido. Pero me alegro de que nada haya pasado, en las circunstancias que no pasaron. Si bien en ese momento estaba fúrica y encima ganosa, después suspiré con alivio y pensé que faltaban sólo semanas para que Negrou viniera a quitarme las ganas.

Hoy faltan sólo unos cuantos días y no he faltado a mi promesa: no me ha tocado ningún hombre de la manera en que sólo Negrou puede tocarme ya. Y si bien se han aparecido otras tentaciones que merecen post aparte, sigo "impoluta" de cuerpo, mas no de pensamiento. No niego que he jugado sucio con un italianito con webcam, que soy una coqueta irredenta, que aún pienso en Editor y lo deseo a veces y que si me topara con Artista seguramente nos besaríamos.

Pero las circunstancias actuales me mantienen "pura y blanca" para mi mariditowannabe. Y si bien pensé que sería difícil, he de confesarles mis estimados cuatro lectores, que no lo ha sido.

Pero para serles sincera, en parte ha sido fácil porque Negrou también tiene webcam y en mis pensamientos más sucios, él es protagonista. Si bien siento que lo amo, lo que más siento por él siempre ha sido deseo y no ha cambiado en absoluto. Porque el amor serán lo que quieran que sea, pero bien lo dijo el padre de Don Juan Tenorio:

El amor dura lo que dura dura.*



¡Y a Negrou vaya que le dura dura! Pero no es tanto lo duro, amiguitos, ¡SINO LO TUPIDO!